Cuando amamos a nuestros seres queridos, ese amor muchas veces nos hace sufrir.
Porque nos duele cuando los vemos tristes o llenos de problemas.
Porque tememos por su futuro o nos da miedo pensar que les puede suceder algo malo.
Y a veces no podemos hacer nada para ayudarlos.
Pero siempre podemos orar por ellos, y esa oración puede brindarnos una profunda tranquilidad.
Se trata de contarle al Señor con toda claridad eso que nos está preocupando.
Por ejemplo: que este hijo está perdiendo la alegría o esta desubicándose, que está enfermo, etc.
Luego de dialogar con el Señor sobre esas angustias, dejamos en sus manos a esos seres queridos.
Imaginemos que el Señor los toma en sus brazos y los llena de su luz.
Quizás esos problemas no se resolverán como nosotros lo imaginamos, pero si los entregamos al Señor, ¡ESO TARDE O TEMPRANO TENDRÁ UNA SALIDA PARA LOS SERES QUE AMAMOS!
Sé bendecido y ten paz, salud y amor.
Enviado por: Carlos Fernando Bustillos.