¡El Salmo 91 es tu escudo! Reza y mira cómo cambian tus días

¡El Salmo 91 es tu escudo! Reza y mira cómo cambian tus días.

¿Sabías que el Salmo 91 es uno de los más poderosos para protegerte cada día?

El Salmo 91 es tu refugio en tiempos difíciles.

Reza esta oración poderosa y observa cómo Dios transforma tu vida y llena tus días de paz, fuerza y protección.

¡No te lo pierdas, comparte esta bendición hoy mismo!

Señor Dios todopoderoso, hoy elevo mi voz con fe porque creo en la fuerza del Salmo noventa y uno, el escudo que Tú me has regalado para enfrentar cada batalla de la vida.

Tú eres mi refugio y mi fortaleza, el Dios en quien confío.

Cuando el miedo me rodea y la incertidumbre me golpea, corro a Ti y descanso bajo tus alas.

Bajo tu sombra encuentro paz, porque sé que me libras del lazo del cazador, del peligro escondido y de las amenazas que no puedo ver.

Tú me rodeas con amor.

Tú envías a tus ángeles para que me cuiden en todos mis caminos, para que sus manos me sostengan cuando tropiezo, para que sus alas me cubran cuando caigo.

No temeré al terror de la noche ni a la flecha que vuela de día, porque Tú estás conmigo. Tu presencia me cubre y me llena de seguridad.

Aunque mil caigan a mi lado y diez mil a mi derecha, yo permaneceré firme porque Tú eres mi roca, mi castillo, mi salvación eterna.

Tú me levantas cuando estoy débil, me sanas cuando estoy herido y me renuevas cuando estoy cansado.

Señor, solo en Ti encuentro verdadera fuerza.

Te pido que bendigas mi casa, mi familia, mi trabajo, mis sueños.

Que tu luz brille en cada rincón y tu protección sea mi escudo constante.

Que mis pasos sean guiados por tu sabiduría, que mis palabras edifiquen y que mi vida sea un testimonio vivo de tu amor y tu poder.

Dame un corazón valiente para enfrentar cada desafío, una fe inquebrantable para atravesar cada tormenta, y un espíritu agradecido por cada bendición recibida.

Señor, cuando el miedo toque a mi puerta, recuérdame que Tú ya has vencido, que ninguna arma forjada prosperará contra mí, que en Ti soy más que vencedor.

Cuando mi corazón se inquiete, háblame con tu paz, susúrrame tu esperanza y abrázame con tu amor infinito.

Tú eres mi pastor, nada me falta.

Hoy declaro que el Salmo 91 es mi oración diaria, mi cobertura, mi promesa viva.

Que cada palabra penetre en lo más profundo de mi alma y me transforme.

Gracias, Señor, porque sé que estás obrando incluso ahora.

Te alabo, te exalto y confío en Ti porque eres fiel ayer, hoy y siempre.

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María. Llena eres de gracia, el Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Ángel de mi Guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día.

Amén. Amén. y Amén.

Enviado por Dulce María. (México).

¡El Salmo noventa y uno es tu escudo! Reza y mira cómo cambian tus días.