Desde que hago esta oración Jesús me acompaña y nada me falta en el día

Desde que hago esta oración Jesús me acompaña y nada me falta en el día.

Si te despiertas con un peso en el pecho, tienes que escuchar esto.

Sé perfectamente lo que es.

Esa ansiedad sutil que te saluda por la mañana. La incertidumbre del día, el miedo a no tener suficiente.

suficiente fuerza para los desafíos, suficiente dinero para las cuentas, suficiente paz para no derrumbarte.

Vives en un estado de alerta constante, luchando solo contra los gigantes de la vida, sintiendo que cada día es una batalla por sobrevivir.

Pero, ¿y si te dijera que puedes dejar de sobrevivir y empezar a vivir de verdad?

¿Qué puedes dejar de luchar y empezar a caminar acompañado?

Esta oración lo cambió todo para mí, y sé que lo cambiará para ti.

No es una fórmula mágica; es una declaración de compañía y suficiencia.

Es invitar a Jesús a caminar contigo desde el primer segundo de tu día, entregándole a Él el control, las cargas y todas tus preocupaciones.

Al rezarla, dejas de ser el único responsable de tu día.

Él se convierte en tu escudo, tu proveedor y tu guía.

Prepárate para cambiar la ansiedad por la certeza.

Cierra los ojos. Respira hondo, y haz de esta tu primera conversación del día.

Antes del celular, antes de las noticias, antes que nada.

Con el corazón abierto, reza conmigo:

«Jesús, en este primer momento del día, antes de que el mundo me invada con su ruido y sus demandas, yo te invito a Ti primero.

Ven y toma el primer lugar en mi mente y en mi corazón.

Te entrego este día que comienza.

Te entrego mis planes, pero sobre todo, te entrego mis miedos.

Te entrego la ansiedad de no saber qué pasará y el miedo a no tener suficiente.

Hoy, te pido que camines conmigo, paso a paso.

Sé mi escudo que me protege de la negatividad y la envidia.

Sé mi proveedor que asegura que no me falte ni el pan, ni la fuerza, ni la oportunidad.

Sé mi paz en medio de cualquier tormenta que se presente.

Con la certeza de tu compañía, declaro que hoy no camino en mi capacidad limitada, sino en tu poder ilimitado.

Y porque Tú estás conmigo, declaro que nada me falta y nada me faltará. Amén.»

Ahora, respira profundamente. Siente la diferencia.

Siente cómo ese peso en el pecho se disuelve.

Ya no eres el único responsable de tu día.

Camina hacia tus labores no con la ansiedad del «¿qué pasará?», sino con la serena confianza del «Él está conmigo».

Guarda esta oración. Hazla tu primera conversación cada mañana. Y compártela, porque este escudo de paz es el regalo más grande que puedes dar.

Y para declarar que hoy no caminas solo y que todo lo que necesitas te será provisto, escribe con fe en los comentarios:

«JESÚS ME ACOMPAÑA».

Enviado por: Dulce María (México).

Desde que hago esta oración Jesús me acompaña y nada me falta en el día.