Domina lo imposible La oración a Santa Marta para doblegar problemas y enemigos.
Deja de pedir que tus problemas desaparezcan.
Deja de suplicar que tus enemigos te dejen en paz. Hoy, no pides. Hoy, Dominas.
Sé lo que es sentir la injusticia en carne propia.
Esa persona que te hace la vida imposible, ese obstáculo que parece tener vida propia y que te impide avanzar.
Te sientes frustrado, sin fuerzas y a veces, con ganas de rendirte, creyendo que el mal siempre gana.
Pero hoy, no acudimos a una intercesora cualquiera. Acudimos a la mujer que no le temió al dragón.
Acudimos a Santa Marta, la Dominadora, la que enfrentó y sometió a la bestia.
Su poder no es para los tímidos; es para los que están hartos de ser pisoteados.
Esta oración es un acto de poder espiritual. No rezas desde la debilidad de una víctima.
Te plantas firme y, con la intercesión de Santa Marta, le ordenas a ese problema que se someta.
Neutralizas la mala intención de ese enemigo, no con odio, sino con la fuerza de la justicia divina.
Prepárate para recuperar tu poder. Cierra los ojos. Visualiza ese problema, a esa persona. Ya no lo veas como algo más grande que tú.
Míralo como el dragón que estás a punto de dominar. Ahora, con la fuerza de quien sabe que la justicia está de su lado, reza conmigo:
«Oh, gloriosa Santa Marta, tú que tuviste el valor de enfrentar al dragón y someterlo a tus pies.
Hoy no vengo a pedirte ayuda, vengo a invocar tu poder dominador.
Ante ti presento este problema invencible, este enemigo que me bloquea el camino, (menciona la situación o la persona en tu corazón).
Ya he sufrido bastante. Ya he sido paciente. Ahora, reclamo la justicia divina.
Por el poder que Dios te concedió, te pido que me ayudes a DOBLEGAR esta situación.
Amansa el corazón de mi enemigo, neutraliza su mala voluntad y somete su orgullo.
Desmorona este obstáculo hasta que se convierta en polvo bajo mis pies.
Con tu intercesión, le ordeno a todo lo que se opone a mi bien que pierda su poder sobre mí.
Yo estoy al mando de mi vida, bajo la protección de Dios y con tu fuerza a mi lado.
El mal no tiene poder sobre mí.
Gracias, Santa Marta, porque sé que ya estás actuando.
La batalla ha terminado.
La victoria es mía. Amén.»
Respira profundamente. Siente cómo el miedo se transforma en poder. Siente cómo la frustración se convierte en una calma dominante.
Has dejado de ser la víctima. Has recuperado el control.
Guarda esta oración como tu arma secreta para las batallas injustas. Y compártela solo con quien sepas que la necesita de verdad.
Para declarar tu victoria sobre cualquier obstáculo o enemigo, escribe con poder y autoridad en los comentarios:
«DOBLEGADO ESTÁ».
Enviado por: Dulce María (México).
Domina lo imposible La oración a Santa Marta para doblegar problemas y enemigos.
