Oración a Dios para pedir Paz frente a toda Dificultad
Oración a Dios para pedir Paz frente a toda Dificultad
Oración a Dios para pedir Paz frente a toda Dificultad
Señor mío y Dios mío, te doy gracias por este día y por todas las manifestaciones de tu amor en mi vida.
Gracias por hacerme sentir tu protección y tu compañía.
Hoy quiero pedirte que me des paz en el corazón frente a todas las dificultades que estoy viviendo.
No quiero dejarme vencer por ninguna de ellas, quiero dar la batalla y vencerlas en tu nombre.
Te suplico que me des fuerza en el corazón para tener el ánimo necesario para estar en pie de lucha; que me des claridad mental para tomar las mejores decisiones en cada situación; que me des valor para no dejarme ganar por el miedo.
Sabes, mi Señor, que te amo y que confío en Ti porque he visto que respondes a mis peticiones.
Gracias por acompañarme mientras duermo y por darme tranquilidad y serenidad para descansar plenamente y así estar listo mañana para continuar la vida.
Toma mi sueño como una manifestación de mi alabanza para Ti.
La oración es acercarse a Jesús con humildad y tocarlo desde la fe. La oración llena de fe es «la debilidad» de Dios y la fuerza del hombre.
Jesús no se resiste a hacer milagros cuando percibe una gran fe. Debemos sentir a Jesús con fe, y experimentar cómo muchas virtudes y gracias salen de Él para curar nuestro corazón y cuerpo.
«Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que no había podido ser curada por nadie, se acercó por detrás y tocó la orla de su manto, y al punto se le paró el flujo de sangre.
Jesús dijo: «¿Quién me ha tocado?» Como todos negasen, dijo Pedro: «Maestro, las gentes te aprietan y te oprimen».
Pero Jesús dijo: «Alguien me ha tocado, porque he sentido que una fuerza ha salido de mí».
Viéndose descubierta la mujer, se acercó temblorosa, y postrándose ante Él, contó delante de todo el pueblo por qué razón le había tocado, y cómo al punto había sido curada.
Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz». (Lucas 8,43-48)
Nuestra propia dificultad o enfermedad debe ser presentada con fe y esperanza.
Enviado por: Padre Alberto Linero.