Reza a la Virgen de Guadalupe en Su Día con Esta Oración Especial.
Oh Virgen de Guadalupe, en este día sagrado en que recordamos con amor y devoción tu aparición milagrosa en el cerro del Tepeyac, nos acercamos a ti con el corazón lleno de gratitud y esperanza.
Tú, Madre bendita, que elegiste a este pueblo para manifestar tu amor maternal, recibe esta humilde oración como una ofrenda de nuestros corazones, deseosos de honrarte y de encontrar en ti consuelo, guía y protección.
Madre Santísima, hoy celebramos con gozo el día en que nos mostraste que el amor de Dios no tiene fronteras ni barreras.
A través de San Juan Diego, nos enseñaste que siempre estás presente en nuestras vidas, escuchando nuestras súplicas y caminando a nuestro lado, especialmente en los momentos de dificultad.
Gracias, querida Virgen, por el regalo de tu presencia constante en nuestro caminar.
En este día especial, queremos recordar tus palabras de aliento, esas dulces promesas que nos llenan de paz:
«¿No estoy yo aquí, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra y resguardo?»
Al repetir estas palabras, sentimos tu abrazo cálido, que nos asegura que nunca estamos solos, porque tú, nuestra Madre del Cielo, estás siempre con nosotros.
Virgen Morena, en este día dedicado a ti, queremos pedirte por el mundo entero.
Que bajo tu manto protector se refugien los que sufren, los que están solos, los enfermos, y aquellos que han perdido la esperanza.
Sé para ellos luz en la oscuridad y un faro que los guíe hacia el amor infinito de Dios.
Bendita Madre, hoy en tu día, te pedimos que renueves nuestra fe y fortalezcas nuestro espíritu.
Ayúdanos a vivir como verdaderos hijos tuyos, siguiendo el ejemplo de tu humildad, tu obediencia y tu amor incondicional.
Enséñanos a amar a los demás como tú nos amas, a tender la mano al necesitado y a ser instrumentos de paz en un mundo que tanto lo necesita.
Oh Madre de Guadalupe, protectora de las familias, hoy coloco a los míos bajo tu cuidado.
Cuida de cada uno de nosotros con tu mirada tierna y maternal.
Protégenos de todo mal y guía nuestros pasos para que siempre caminemos en la luz del Evangelio.
Bendice nuestros hogares, que sean un reflejo del amor y la unidad que tú nos inspiras.
Te suplicamos también, Reina del Tepeyac, que intercedas por nuestras necesidades y preocupaciones.
Tú conoces lo que hay en nuestros corazones, nuestros anhelos, temores y alegrías.
Confío en que llevarás cada una de nuestras peticiones a los pies de tu Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo, quien nunca se niega a atender las súplicas de su Santa Madre.
En este día tan especial, queremos ofrecerte también nuestras acciones, palabras y pensamientos como un homenaje a tu grandeza.
Acepta nuestras pequeñas obras como flores que colocamos con amor en tu altar, tal como San Juan Diego te ofreció rosas frescas aquel día milagroso.
Que cada acción nuestra sea un reflejo de nuestro amor por ti y por Dios.
Virgen de Guadalupe, modelo de humildad y fe, ayúdanos a vivir en sintonía con la voluntad de Dios.
Que, como tú, sepamos decir siempre «Hágase en mí según tu palabra» y confiar plenamente en los planes que Él tiene para nosotros, aun cuando no los entendamos.
Hoy, Madre amorosa, también te pedimos por la paz del mundo.
Que en este día en que millones de corazones se vuelven hacia ti, derrames tu gracia sobre los líderes de las naciones, para que trabajen por el bienestar de los pueblos y por la construcción de un mundo más justo y fraterno.
Finalmente, amada Virgen de Guadalupe, queremos agradecerte por todos los favores que has derramado sobre nosotros a lo largo de nuestras vidas.
Gracias por tu amor constante, por tus cuidados maternales y por ser siempre nuestro refugio en tiempos de necesidad.
Gracias por ser nuestro puente hacia Dios, el camino seguro que nos lleva a Su presencia.
Con esta oración, queremos sellar nuestro compromiso de seguirte amando y honrando todos los días de nuestra vida.
Que cada 12 de diciembre sea un recordatorio de tu amor infinito y de la esperanza que siempre nos ofreces.
Santa María de Guadalupe, Reina de México y Emperatriz de América, hoy renovamos nuestra consagración a ti, confiándote todo lo que somos y todo lo que tenemos.
Que bajo tu protección encontremos siempre fortaleza, alegría y paz.
Con devoción y fe, elevamos nuestras voces para decir juntos:
Santa María de Guadalupe, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros. Amén.
Enviado por: Dulce María. (México).