Si quieres ver un milagro de sanación reza esto hoy a San José.
Hay momentos en la vida en que el cuerpo se debilita, el alma se cansa y el corazón parece perder la esperanza.
Has probado todo: médicos, remedios, consejos, pero dentro de ti sientes que solo un milagro podría restaurarte completamente.
Y justo cuando crees que ya no queda nada por intentar, Dios te recuerda a San José, el santo silencioso que habló con su fe, el protector que jamás dejó sin respuesta a quien acudió a él con un corazón sincero.
Si estás aquí hoy, no es por casualidad.
Es porque el cielo quiere devolverte la paz y la salud que perdiste, y ha escogido este instante para hacerlo a través de esta oración.
Glorioso San José, padre terrenal de Jesús, guardián fiel del amor de Dios y protector de las familias, hoy me acerco a ti con humildad y esperanza.
Tú que conociste el cansancio del trabajo, el peso de la responsabilidad y las noches de silencio en las que solo Dios escuchaba tu oración, acoge hoy mis súplicas y llévalas ante el trono del Altísimo.
San José, ejemplo de fe firme y corazón puro, tú que cuidaste del Niño Jesús con ternura infinita, cuida ahora de mí, que necesito ser sanado.
Coloca tus manos sobre mi cuerpo, mi mente y mi espíritu.
Toca con tu amor cada lugar donde habite el dolor, la tristeza o la enfermedad.
Intercede por mí ante tu amado Hijo Jesús, para que su poder sanador fluya como un río sobre todo lo que me duele.
Que su sangre divina me purifique, su luz me renueve y su amor restaure en mí todo lo que el sufrimiento ha destruido.
San José, tú que fuiste el sostén de María y el refugio de Jesús, sé ahora mi refugio también.
Protégeme de los miedos, de los diagnósticos que me roban la paz, de la angustia que agota mi alma.
Enséñame a confiar incluso cuando la razón duda, a mantenerme sereno incluso cuando la tormenta arrecia.
Te pido también por aquellos que amo, especialmente por los que sufren en cuerpo o en alma.
Llévalos en tus brazos al Corazón de Jesús, para que Él los mire con misericordia y derrame sobre ellos su gracia.
Bendito San José, esposo fiel y ejemplo de obediencia, enséñame a esperar con paciencia el tiempo de Dios.
Que cada segundo de esta prueba me acerque más a su presencia.
Haz que mi dolor se transforme en fe viva, y mi debilidad, en testimonio de esperanza.
Hoy declaro, con total confianza, que por tu intercesión el cielo está obrando en mi vida.
Que la enfermedad se disuelve ante el poder de Jesús, que la paz regresa a mi corazón, y que mi cuerpo comienza a experimentar la fuerza sanadora del Espíritu Santo.
Gracias, San José, por escuchar mi clamor, por sostener mi fe y por recordarme que no hay herida que Dios no pueda sanar. Amén.
Repite esta oración durante 7 días seguidos con fe y serenidad.
Hazlo en un lugar tranquilo, antes de dormir o al despertar.
Cada vez que la reces, imagina a San José colocando sus manos sobre ti y llevándote ante Jesús.
Mira este video con alguien que esté enfermo o necesite fortaleza espiritual.
No lo hagas solo por compartir, hazlo porque puedes ser el instrumento del milagro de alguien más.
No subestimes el poder de lo que acabas de hacer.
Guarda este video entre tus favoritos o en tu lista de oración.
Úsalo como tu botón de emergencia espiritual cada vez que el dolor regrese o la fe se debilite.
Porque cada vez que vuelvas a orar con San José, el cielo obrará nuevamente en ti.
Declara con fe: «San José, confío en tu intercesión, y hoy comienza mi sanación».
Enviado por: Dulce María (México).
Si quieres ver un milagro de sanación reza esto hoy a San José.